Son muchos europeos los que planean año tras año sus vacaciones por la Costa Azul de Francia. Marsella, Niza, Mónaco, son algunos de los destinos favoritos y mas lujosos del Mediterráneo. Pero hoy en nuestro blog de viajes no vamos hablar de lo que ya es popular en esta región, si no de pueblecitos perdidos y desconocidos que se disimulan entre en glamour de Cannes y el lujo de St. Tropez.
Nuestro primer destino es Eze. Emprendemos el viaje. Este se sitúa a 9 kilómetros de Mónaco, por carreteras tortuosas de costa, dibujadas en la montaña pero con unas vistas dignas de admirar. Pueblo medieval y con aire bohemio gracias a las decenas de artesanos que han establecido allí su residencia. Cientos de escaleras suben desde la falda de la montaña entre casitas al espectacular botánico situado en lo mas alto de la escarpada.
Previo pago (recordemos que, aunque no sea de los pueblos mas conocidos, seguimos estando en al costa azul) podemos acceder a la cima, donde se sitúa uno de los jardines mas espectaculares de la zona y con vistas a la famosa población de Saint-Jean-Cap-Ferrat, donde se encuentran las playas privadas mas conocidas de Niza. Hoteles cinco estrellas con precios prohibitivos que cuidan al milímetro el detalle, siguiendo la línea caballeresca de toda la población.
En dos horas de agradable paseo eres capaz de ver la totalidad del pueblo, aunque es difícil no perderse por las mágicas calles y no quedarse ensimismado en cada tienda que encuentras al pasar cada esquina.
Otro pueblo que merece la pena visitar es Antibes, que se sitúa mas al sur, a veinte kilómetro de Niza. Pueblecito de pescadores menos turístico y mas modesto que Eze. Lo recorre un paseo marítimoadornado a un lado con altas palmeras y playas de arena fina.
En el lado contrario, decenas de calles suben desde la playa, para encontrarse en la plaza central del pueblo. Tiendas, heladerías, restaurantes al mas puro estilo levantino pero con el encanto de las aldeas francesas.
La población de Antibes cuenta con una situación geográfica privilegiada ya que a escasos diez kilómetros hacia el sur, podemos visitar Cannes. Esta localidad es un respiro en una costa de ostentación y precios inaccesibles para la mayoría de los europeos, pero un fantástico “campamento base” para poder ver el litoral de manera mas económica.
Escrito por María Calderón García