Para aquellos que huyen del mundanal ruido, que no quieren sol, playa y bullicio, sino lugares con encanto, donde la quietud y la tranquilidad son las señas de identidad, os recomendamos poner rumbo en estas vacaciones a Galicia. La comunidad esconde magníficos pueblos y hermosos enclaves para dar gracias a la vida. Os recomendamos cinco municipios donde dejarse llevar de la lentitud rural y del cerrado acento gallego.
Mondoñedo. Llama la atención nada más llegar su imponente catedral, imponente por su hermosura, no tanto por el tamaño. A su alrededor, calles engalanadas de blanco, con cristaleras y monumentos civiles y religiosos que dan al lugar un encanto único.
Combarro. En plena costa, un pueblo que demuestra lo mejor e la Galicia rural. Plazuelas, edificios y soportales de madera, plantas colgando de los balcones… Bienvenidos a un paraíso marinero.
San Andrés de Teixido. El color blanco de las paredes contrasta con las grandes piedras que hay en sus casas. Este pueblo tiene en su romería un punto de encuentro de todos los vecinos y amigos, tanto del mismo como de alrededor. Destaca el santuario de San Andrés y también los acantilados de Vixía Herbeira. Las vistas que ofrece este son únicas, la verdad.
Tui. Enclave a orillas del río Miño, en un cerro que domina al mismo y en lo más alto una sorprendente catedral. Cabe visitar entre otros lugares el túnel de las monjas clarisas o las avenidas señoriales, como son el Paseo de la Corredera.
Betanzos. Capital del gótico gallego, que no es cualquier cosa. Tiene un casco histórico con más monumentos que farolas, todos ellos construidos en los siglos XIV y XV. Vacaciones también para ver sus hermosos palacetes modernistas y otros monumentos igualmente sorprendentes, como es El Pasatiempo. Si bien todo a nuestro alrededor comprobarás que es decadente y viejo, lo cierto es que el resultado es muy atractivo y señorial.