Hasta hace unos años, los españoles solíamos perdernos un mes al año. Cogíamos vacaciones, carretera y manta, buscando un lugar donde desconectar del trabajo, de la ciudad y las preocupaciones diarias. A veces la idea era alquilar un apartamento en alguna zona costera, otras simplemente irse al pueblo de la familia o bien tomar un avión o embarcarse en algún crucero cuanto menos una semana
Sin embargo, los hábitos del turista español están cambiando. En primer lugar, porque cada vez más nos decidimos por repartir las vacaciones a lo largo de todo el año. Una o dos semanas en verano y las restantes en otoño, invierno o primavera. La idea es poder disfrutar de esos necesarios kit-kat a lo largo del año, que cada vez parece hacerse más duro…
El otro gran cambio que se está dando en los españoles es que apostamos por destinos nacionales por encima de los internacionales –fijaos en la fotografía, Londres, Nueva York, París, Pisa, Egipto…-. Esto se debe a la crisis. Los recursos económicos están mermados y por eso hemos vuelto al turismo nacional. Más cerquita, menos dinero y además lugares preciosos para descubrir.