“Cómprate un buen calzado”, “Prepárate, no va a ser fácil”… ¡Que manía tiene mucha gente de meter miedo! “Que es algo muy duro”, eso es lo que me han repetido cuando he dicho que iba a hacer el Camino de Santiago. Mi mente sin embargo presagia en otro color, andando por rutas verdes, sin móvil, sin internet, sin blogs, sin noticias de la prima de riesgo, ni de vacaciones del rey en Mallorca.
Creo que todos necesitaríamos ir a un camino verde, a respirar. A volver a la naturaleza, porque somos naturaleza, aunque a veces lo olvidemos.
Puedes comenzar la aventura de verano en Sarria, un bello pueblo que queda a 30 km de Lugo. Solo necesitas dos mudas en la mochilla, el saco de dormir, ropa interior, cepillo de dientes y unas pastillas azules de ánimo que no tienen contraindicaciones. Lo justo para sobrevivir. El corazón seguro que se alegra con la idea de hacer el camino, expectante de imaginarse allí, de ver a los caminantes. Quien sabe si algún caminante especial.
Dicen que el camino cambia tu vida. A mejor. Que reflexionas mucho andando.
Como casi siempre, hay varias opciones: ir por libre o ir con algo organizado, cada una tiene sus ventajas. Por ejemplo, al ir por libre llevaremos nuestro propio ritmo sea cual sea, o de atleta o de paseante melancólico pero tendremos que llevar encima nuestro equipaje que por pequeño que sea, algo pesará. Si vamos con un plan organizado seguramente tendremos a donde recurrir facilmente si tenemos algún pequeño incidente en las caminatas como alguna caída, o cualquier contratiempo que nos puede suceder, eso nos da cierta tranquilidad de no quedarnos tirados en medio de no sabemos donde.
A veces, no somos conscientes de nuestra energía, de si está presente o ausente, de si nos movemos en la dirección oportuna. Necesitamos una chispa, algo que encienda, que despierte algo que está dormido. Magía o algo así. Puede ser un reto el que te puede dar la oportunidad de superarte a tí mismo, de recuperar esa fuerza que a veces se pierde por el camino.
Y digo yo… ¿Qué mejor reto que ir al paraíso verde del norte para llegar a la soñada Santiago de Compostela? Y volver renovado, lleno de mundos y sueños. Quizás coincidamos allí, yo ya lo tengo decidido. Y lo haré “Pisando fuerte”, como cantaba en sus principios Alejandro Sanz.